El reto del Desarrollo Sostenible: ¿de lo local a lo global?

Bien entrados en el Siglo XXI, uno de los grandes retos del presente es el logro de la sostenibilidad en la gestión de los recursos naturales y la búsqueda de una armonía entre ecología y economía. La dura pandemia global que seguimos viviendo está poniendo claramente de manifiesto.

La realidad es que la preocupación por la sostenibilidad y la protección de los recursos naturales no es algo tan novedoso como, en ocasiones, puede parecer. El Pleno itinerante de las Juntas Generales de Gipuzkoa celebrado esta año en Mutriku nos ha servido para recuperar algunas notas históricas sobre estos debates hace casi 500 años.

En muchos lugares de Gipuzkoa es conocida la proliferación desde el Siglo XV de astilleros y constructores navales. En el propio Mutriku, apellidos como Amilibia, Andonaegi, Egia, Gaztañeta, Isasi o Larreria, entre otros, construyeron con madera local naos y galeones memorables, capaces de surcar los océanos en condiciones extremas. Miguel Laburu, en su “Mare vasconum” rememora el caso de las naos mutrikuarras, “Piedad” en 1507 y “Magdalena” hundida con su tripulación en la bahía de Chateaux en Terranova. Traigo a colación estas menciones sobre los astilleros en Mutriku y Gipuzkoa, por su directa relación con el debate de la sostenibilidad hace ya cinco siglos en las propias Juntas Generales de Gipuzkoa. Así, Laburu y Barkham recuerdan que ya en 1548 se produjo la siguiente resolución de nuestras Juntas Generales sobre la explotación de los bosques:

“1º. Que por cada árbol que se talara, se deberían plantar dos o más.

2º. Que para la industria carbonera los árboles no podían ser talados, si no solamente trasmochados”.

3º. Que cada Concejo debería plantar anualmente 500 robles y castaños, hasta que todo el terreno aprovechable estuviese reforestado”.

Algo similar es constatable sobre la necesidad de introducir la sostenibilidad en la gestión de las pesquerías. Tampoco es algo nuevo en las costas de Euskal Herria. Agirre Sorondo en sus recopilaciones históricas y nuestros archivos forales sobre Mutriku, Deba, Zumaia, Getaria, Zarautz, Orio, Donostia, Pasaia y Hondarribia, entre otros, aportan datos significativos sobre cuestiones que llegaron a nuestras Juntas Generales.

En 1557 “arrantzales” de Orio reclaman ante las Juntas Generales contra los de Getaria por emplear para la pesca de merluza redes que “hacen ausentarse a las sardinas”. Los “arrantzales” de Getaria alegaron que sus redes eran normales y llegan a proponer suspender su uso durante 2 o 3 años para que pudiera comprobarse que no afectaban a la pesca o, de lo contrario, fueran prohibidas. El pleito vino a demostrar que la merluza se pescó selectivamente y con anzuelo, pero que a partir de 1550 hubo quienes comenzaron a usar redes “bolantes merluceras que barren y asolan” porque producen resplandores que hacían huir a las sardinas. En 1566 la Junta General decretó la prohibición de pesca con redes merluceras. En 1733 se advirtió de no lanzar “trasmallos” ni “chingas” o redes trampa. También llegó a las Juntas Generales la problemática ambiental del uso de “nasas” para la pesca, dado que éstas suponían un obstáculo evidente para la remontada fluvial de los salmones. A partir de 1505, las Juntas establecieron que donde hubiere “nasas” deberían estar bien balizadas y dejar libre una tercera parte de la madre del río. Con todo lo anterior quiero señalar que la necesidad de un uso sostenible de los recursos naturales no es una cuestión nueva si no necesaria desde hace siglos.

Nos encontramos ante uno de los grandes retos del presente si queremos legar hacia el futuro un planeta más habitable, susceptible de generar riqueza, bienestar y una redistribución adecuada de los recursos. A tal fin, los debates y las políticas deben acomodarse y actualizarse a las realidades locales, pero sin desconocer que tenemos en nuestro propio pasado y en nuestra historia ejemplos reales de políticas ambientales que no han perecido en el tiempo, y que bien nos pueden guiar para el contraste y la aplicación del Derecho en cada uno de los sectores regulados.

Como bien decía el pensador alemán, Ludwig Börne, en el Siglo XIX, “si la naturaleza tuviera tantas leyes como un Estado, ni siquiera Dios podría gobernarla”. No basta, por tanto, con legislar de manera constante y sistemática, si no que es necesario hacer cumplir el Derecho en su conjunto, considerando también, que la ecología y la biosfera tienen sus propias normas, evidentemente ajenas a nuestras divisiones territoriales y políticas. Se trata de un reto global que afecta a las instituciones y a toda la sociedad.

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